Domingo CBB
31/01/2007, 20:59
<span style="font-weight: bold">Reproduzco aquí la columna de Juan Mora en el AS de hoy, porque creo que resume bastante bien el sentir de muchos de nosotros</span>
No hace falta saber de balonmano para asegurar, sin pasión, que los árbitros echaron una mano a Alemania. En un deporte en el que parece valer todo, de repente no se pudo ni rozar. A los alemanes, por supuesto. Pero con eso hay que contar. Pues a ver si aprendemos la lección y nos traemos algún Europeo o Mundial a España. Desde que fuimos anfitriones de un gran campeonato, las competiciones han desfilado por Japón, Egipto, Túnez, Francia, Portugal, Italia, Croacia, Suecia, Eslovenia y ahora Alemania. Resulta que aquí tenemos el mejor balonmano de clubes del mundo y en el de selecciones ahí estamos, pero carecemos de peso internacional para organizar un torneo que, jugándolo en casa, difícilmente se nos escaparía.
El caso es que nos eliminaron, lo cual no significa el menor desdoro, independientemente del adverso arbitraje. Por perder no somos ni mejores ni peores que antes. Cuando se llega al más alto nivel del balonmano, la victoria o la derrota es cuestión de detalles. El de ayer fue tener que jugar en casa ante los anfitriones, que además no son moco de pavo; en el último Mundial, el que ganamos, fue la calamitosa actuación de Croacia, cuyo portero llegó a levantar sospechas de que estuviera sobornado. En el balonmano hay tanta igualdad que Alemania, Croacia, Francia y nosotros nos hemos repartido los últimos cuatro grandes títulos y otras tantas subidas al podio. Unas veces le toca a uno y otras, a otro. Ésta no era la nuestra.
No hace falta saber de balonmano para asegurar, sin pasión, que los árbitros echaron una mano a Alemania. En un deporte en el que parece valer todo, de repente no se pudo ni rozar. A los alemanes, por supuesto. Pero con eso hay que contar. Pues a ver si aprendemos la lección y nos traemos algún Europeo o Mundial a España. Desde que fuimos anfitriones de un gran campeonato, las competiciones han desfilado por Japón, Egipto, Túnez, Francia, Portugal, Italia, Croacia, Suecia, Eslovenia y ahora Alemania. Resulta que aquí tenemos el mejor balonmano de clubes del mundo y en el de selecciones ahí estamos, pero carecemos de peso internacional para organizar un torneo que, jugándolo en casa, difícilmente se nos escaparía.
El caso es que nos eliminaron, lo cual no significa el menor desdoro, independientemente del adverso arbitraje. Por perder no somos ni mejores ni peores que antes. Cuando se llega al más alto nivel del balonmano, la victoria o la derrota es cuestión de detalles. El de ayer fue tener que jugar en casa ante los anfitriones, que además no son moco de pavo; en el último Mundial, el que ganamos, fue la calamitosa actuación de Croacia, cuyo portero llegó a levantar sospechas de que estuviera sobornado. En el balonmano hay tanta igualdad que Alemania, Croacia, Francia y nosotros nos hemos repartido los últimos cuatro grandes títulos y otras tantas subidas al podio. Unas veces le toca a uno y otras, a otro. Ésta no era la nuestra.